La Naturaleza de la Música. Religión y Música

La Naturaleza de la Música. Religión y Música

La Música como Arte: su afinidad con lo Bello y lo Bueno.

Si para la Clasificación de las Artes, asumimos un criterio de orden cósmico fundamentado en dos elementos esenciales del universo, como lo son el Espacio y el Tiempo; a la Música, junto con la Poesía, tendremos que ubicarla en el grupo de las Artes del Tiempo; ya que ella surge, se desarrolla y desenvuelve en el Tiempo y no ocupa un lugar en el Espacio.

Si en cambio, atendemos a otro criterio de orden espiritual fundamentado en elementos esenciales y conductuales de la naturaleza humana, como es su división en: Artes Imitativas y Artes Imaginativas; tendríamos que ubicar a la Música, junto con la Arquitectura, en el grupo de las Artes Imaginativas; ya que ella -a diferencia de la pintura, la escultura y la poesía-, no copia el mundo real, ni toma modelos de las formas que la naturaleza espontáneamente produce.

Pero además, la Música -que se corresponde con uno de los llamados sentidos nobles, en este caso el Oído-, es una relación intelectual y abstracta de unos números representados por sonidos, y una proporción de acentos rítmicos distribuidos y ordenados en la sucesión del tiempo. …No se requiere ni siquiera el efecto sensorial que dichos sonidos pueden producir en el oído humano para que la música exista, porque su esencia reside no en los términos de las proporciones y relaciones, sino en la relación misma, que nace y combina la intuición estética*

La naturaleza de la música es pues, abstracta y espiritual

Sus sonidos, por el hecho de combinarse entre sí, producen en nosotros efectos derivados de nuestra organización espiritual. Y su grandeza, está en íntima relación con el grado de refinamiento a que haya podido llegar la mente humana.

Es indudable que la estrecha relación de afinidad que la filosofía griega encontró entre Lo Bello y Lo Bueno, especialmente cuando nos acercamos al período de esplendor filosófico, es decir a finales del siglo V a.C., incidió favorablemente en el desarrollo que las artes -y por supuesto, la Música-, tuvieron en la Grecia antigua*, entendiendo con el genérico nombre de Grecia, las distintas regiones y pueblos donde tuvo su asentamiento la cultura helénica. La música nace como un hábito tradicional (Usus) y paulatinamente, se transforma en un arte conscientemente estructurado (Ars).

Además, desde la antigüedad clásica, la Música estaba íntimamente relacionada e inseparablemente considerada al lado de la tragedia y la poesía; ya que tanto la inflexión de la voz, la gestualidad de los actores y sus diferentes movimientos estaban controlados y condicionados por la rítmica y la métrica musical. En líneas generales, las primitivas sociedades humanas, y por supuesto, también los griegos, consideraron a la música como un poderoso medio de acción en el orden religioso, moral, político y social.

Aún cuando existen otras explicaciones y teorías, sabemos que el Concepto de Música se remonta a la palabra griega Mousiké (monsich), la cual contiene el concepto de Musa. Al principio, los antiguos griegos entendían las Artes de las Musas (mousiké) es decir, poesía, música y danza, como una Unidad.

Pero además Kalokagathia, otra palabra griega, expresó literariamente, esa íntima unión existente, entre Belleza y Bondad como fines u objetivos supremos del hombre.

 Kalós significa Bello y Agathós se traduce por Bueno. Como vemos, se antepone la belleza a la bondad, lo cual refleja ese sentimiento de subordinación de los principios morales a los principios estéticos, que se plasmaron en todas las artes cultivadas por los helénicos.

Religión y Música

De todo lo visto, podemos concluir que la inmaterialidad de la música la hace propia y semejante de los seres incorpóreos; ello permite entender, por qué la música ha tenido y sigue teniendo un sentido mágico y misterioso que permite relacionarla con las prácticas y sentimientos religiosos, rituales y ceremoniales de la humanidad, desde tiempos muy remotos y desde las más primitivas y ancestrales culturas.

De hecho, desde Sumeria y China, hasta en las milenarias culturas: japonesa, india, judía, egipcia, griega y romana, por tan solo mencionar algunas, los orígenes de la Música han sido atribuidos a razones y motivaciones íntimamente relacionadas con las creencias y prácticas religiosas de cada uno de dichos pueblos.

Pero además, si nos referimos específicamente a nuestro SISTEMA MUSICAL OCCIDENTAL, encontraremos en su origen y génesis, una muy íntima relación con los usos, costumbres y tradiciones religiosas judías; por sus ancestrales nexos con la Primitiva Iglesia Cristiana, integrada en sus comienzos, por una importante cantidad de judíos; y más tarde también, con los posteriores usos y costumbres religiosas grecorromanas y bizantinas; a lo cual debemos sumar, las influencias de culturas de otros pueblos, que se fueron incorporando con el crecimiento y expansión de la Iglesia Cristiana Romana convertida, a partir del siglo IV (380)* de nuestra era, en Religión Oficial del Imperio Romano.

Estos nexos son tan estrechos e influyentes, que determinarán en gran medida, las condiciones, normas, reglas, principios y convencionalismos que darán forma definitoria al llamado Sistema Musical Occidental, a su organización y desarrollo sistémico; y además, ejercerán una importante presión sobre su validez y valoración estética en muchos momentos de la historia.

 

REFERENCIAS:

*J. Pahissa, Los Grandes Problemas de la Música, Edit. Ricordi Argentina, 1954.

* Es importante señalar que, al referirnos a Grecia, lo hacemos llamando así, genéricamente, a las diferentes tribus de cultura helénica que habitaron esa región continental, peninsular e insular (pelasgos, aqueos, dorios, jonios…)

* Por parte de Teodosio I El Grande, de origen hispánico, nacido en 347 en Segovia y emperador romano de oriente, desde 378 hasta 395. Logró la alianza con los visigodos; se despojó del título de Pontifex Maximus destinado al emperador y decretó al cristianismo como única religión oficial del Estado, lo cual representó el triunfo del cristianismo sobre el paganismo; especialmente, luego de invadir Roma y derrotar a los disidentes religiosos del general galo al servicio de Roma, Arbogasto, en la batalla de Fluvius Frigidus (394).

 

FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA

© Todo el material ha sido tomado de: HISTOMUSICA de Jesús Ignacio Pérez Perazzo.

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